Portocubelo, Lira.

Portocubelo, abrigo mínimo contra la furia del Atlántico, acoge nuestros alojamientos a unos pasos del puerto.

El puerto se encuentra junto a la playa más grande de Galicia, en el extremo sur de la Costa da Morte. Hacia el norte podemos encontrar las rías de Cee, de Fisterra y de Lires; los cabos de Fisterra, Touriñán y el Vilán, y un sinfín de playas y villas marineras que conservan la esencia de nuestra tierra y de nuestra gente. Y hacia el sur Lariño, Ancoradoiro y el Monte Louro, con su laguna. También la ría de Muros y la monumental villa de Noia.

Un lugar así imprime carácter. El de los bravos marinos de ese mar salvaje y de la tierra donde el sol muere cada atardecer. Una estirpe ancestral de navegantes dejó aquí su huella, y no solo en las piedras escritas de nuestros montes.

Carnota

Ya la raíz de nuestro topónimo da una idea sobre nuestro carácter. Carn significa piedar en gaélico escocés. Las piedras constituyen nuestra identidad primaria, y las migraciones célticas perviven en el carácter, en el idioma y en la forma de vida de nuestras gentes.

Aquí se encuentra uno de los hórreos más grandes y mejor conservados del mundo, y la playa más larga y majestuosa de toda Galicia.

O Pindo

El monte que todo lo vigila se encuentra a tiro de piedra de Portocubela. El llamado “Olimpo Celta” permite un ascenso asequible a todos los públicos y una vista incomparable del Mar de Fisterra y del fin del mundo.

Finis Terrae y A Costa da Morte

Los faros de Fisterra, Touriñán y el Vilán vigilan sin tregua esta costa salvaje. Tú puedes recorrerla en tu vehículo o siguiendo la Ruta de los Faros. Una tierra mágica que ha marcado durante siglos el confín del mundo conocido. El fin de la tierra para los romanos, y seguramente el destino de una ruta iniiciática mucho tiempo atrás.